lunes, 18 de junio de 2007

La fe hace campeón de Liga al Madrid

El triunfo del corazón y la fe. Estos dos valores han sido fundamentales para que el Real Madrid haya conquistado su trigésimo título de Liga y los blancos lo han demostrado hasta el último suspiro cuando todo indicaba que la Liga tomaba el puente aéreo. Este Madrid de Capello no se ha rendido nunca. Es cierto que la belleza futbolística no ha caracterizado al conjunto blanco, pero las ganas, el esfuerzo, el instinto ganador, la fe y corazón han llevado al Madrid a ganar una Liga que parecía perdida a mitad de curso. David Beckham, fundamental en el tramo final de la temporada, podrá respirar tranquilo. Vino al Madrid para ganar títulos y se topó con una racha negativa que casi le hace volar a Los Angeles de vacío, pero el inglés se va con la Liga bajo al brazo. Lo mismo que Roberto Carlos. El brasileño se marcha a Turquía de la mejor forma. Sin duda ha sido de los tres mejores extranjeros que han pasado por el fútbol español en toda la historia. El Real Madrid fue fiel a la trayectoria del último tercio de la temporada y conquistó la Liga de forma épica. No podía ser de otra forma. Ni en el último partido dio un respiro a sus seguidores y no alzó el título hasta el final. Como si quisieran dar más emoción si cabe a la Liga, el Madrid hizo sufrir a toda su hinchada como en otras ocasiones esta campaña ante Valencia, Sevilla, Espanyol, Recreativo y Zaragoza. Y el Mallorca no fue menos. El equipo balear dio un vuelco a la Liga al poco de comenzar el encuentro. Arango, muy activo todo el partido, dio un gran pase al hueco a Varela y el ex bético batió a Casillas ante la estática defensa del Madrid. El Mallorca ya había avisado en los dos primeros minutos del choque con un disparo al poste de Arango y una ocasión de Víctor que Roberto Carlos desbarató en el último instante. El Madrid parecía que no se jugaba nada en el envite. Estaba como anestesiado, como si el partido no fuera con él. Era el Mallorca el que dominaba y los blancos no sabían como darle la vuelta al partido. Además, las noticias que llegaban de Tarragona eran nefastas para el Madrid. El Barça hacía sus deberes y sentenciaba su partido antes del descanso. De hecho, el Madrid sólo dispuso de un par de ocasiones de Raúl y Robinho. Pero el Madrid iba a recibir peores noticias El partido se le complicó aún más mediada la primera parte cuando Van Nistelrooy se lesionó en el muslo izquierdo. El Madrid tenía que marcar dos tantos y su 'hombre-gol' se tenía que retirar lesionado. Todo se ponía muy negro para los blancos. Higuaín fue el jugador que sustituyó a Ruud. El choque llegó al descanso con el Mallorca por delante (0-1). Capello apostó por Guti en la reanudación y Emerson fue el sacrificado, pero la entrada del '14' tampoco resultó. Incluso Varela estuvo a punto de sentenciar el partido en un mano a mano con Casillas. Pero la ley del fútbol dice que quien perdona, lo paga y se comprobó después. Beckham recibió la ovación de su vida cuando tuvo que dejar el terreno de juego lesionado. Su dañado tobillo no aguantaba más. El inglés no volverá a vestir la camiseta del Madrid y la afición le dejó claro que seguía contando con él para el futuro.



Remontada épica

En su lugar entró Reyes, a la postre héroe para los madridistas. Y es que el primer balón que tocó fue dentro de la portería del Mallorca. El sevillano recibió un gran pase de Higuaín dentro del área y Reyes no perdonó. El gol era importantísimo pero también lo era por el factor anímico. El equipo se lo empezó a creer y la afición también. A partir de ese momento el Madrid enloqueció en busca del gol de la victoria. Y ahí a apareció Diarra, un jugador que llegó ayer a Madrid dejando a la selección de Mali. El centrocampista marcó el gol de la victoria a once minutos del final del partido con un cabezazo que despejó Moyá pero el balón rebotó en Bassinas y se coló en la meta mallorquinista. La locura se apoderó entonces de los aficionados merengues. Reyes puso la guinda con un auténtico golazo desde la frontal. Era el 3-1 a falta de siete minutos. El título ya era del Madrid. Calderón fichó a Capello para ganar títulos y al final lo ha conseguido. El discurso futbolístico del italiano no es, ni mucho menos, para tirar cohetes pero Capello ha devuelto algo muy importante a los jugadores del Real Madrid. Algo que la plantilla blanca no ha tenido los tres últimos años: fe y corazón.

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