Se acabó. Adiós al sueño. Los valencianistas entregaron ayer, de manera ya definitiva, las armas en su lucha por el título liguero. Además, lo hicieron ante el rival que más duele, el Villarreal. En un derbi siempre hay algo más en juego que los tres puntos. Está el honor y el orgullo, esas cosas intangibles que son igual de importantes que los puntos. El verdugo del Valencia tiene nombre propio y se llama Diego Forlán. El uruguayo, que ya suma 17 dianas, tuvo una actuación simplemente soberbia. Su talento salió a escena y dejó al desnudo la carencias de un equipo que ahora sólo luchará por asegurar de manera matemática la Champions.
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